Hungría ha expresado preocupaciones de que un reciente brote de fiebre aftosa, el primero en más de 50 años en el país, pueda haber sido el resultado de un ataque biológico deliberado. El brote comenzó en una granja de ganado en el noroeste de Hungría y desde entonces se ha extendido a Eslovaquia vecina, lo que ha llevado a Austria a cerrar cruces fronterizos y desencadenar el sacrificio masivo de ganado. Funcionarios húngaros están investigando la posibilidad de que el virus haya sido introducido intencionalmente, posiblemente desde un laboratorio. La altamente contagiosa enfermedad afecta a los animales de pezuña hendida y puede causar graves daños económicos al sector agrícola. La situación ha generado alarma regional y ha aumentado las medidas de bioseguridad en toda Europa.
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