Aunque la IA puede ser programada para seguir reglas éticas, sigue siendo creada y controlada por humanos, que pueden tener sesgos y cometer errores. Esto significa que la IA podría tomar decisiones injustas o perjudiciales sin darse cuenta, porque simplemente sigue las instrucciones imperfectas de sus creadores. Además, en situaciones complejas, la IA podría no entender las sutilezas humanas necesarias para actuar éticamente, lo que puede llevar a consecuencias no deseadas.
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