El FBI quería una "puerta trasera" en la aplicación de texto Telegram para espiar a los usuarios

El gobierno de Estados Unidos quería una puerta trasera a Telegram para poder espiar a sus usuarios, dijo el fundador de la plataforma de redes sociales, Pavel Durov, en una entrevista con el periodista estadounidense Tucker Carlson. La atención del FBI fue una de las razones por las que Durov abandonó la idea de establecer la empresa en San Francisco, dijo. Nacido en San Petersburgo, Durov fundó VK, la respuesta rusa a Facebook, junto con su hermano matemático Nikolay. Posteriormente, los hermanos desarrollaron el servicio de mensajería y plataforma de redes sociales Telegram, que se describe a sí mismo como una de las herramientas de comunicación más seguras y mejor protegidas. Urov vendió su participación en VK y abandonó Rusia en 2014 debido a desacuerdos con el gobierno. Vivió en varios países mientras buscaba el mejor lugar desde donde ejecutar Telegram y finalmente se instaló en Dubai. En una entrevista publicada el miércoles, Durov dijo que visitó Estados Unidos varias veces e incluso se reunió con el ex director ejecutivo de Twitter, Jack Dorsey. Estaba bajo la atenta mirada del FBI, lo que hizo que su estancia en Estados Unidos fuera incómoda, dijo. "Recibimos demasiada atención por parte del FBI, de las agencias de seguridad, dondequiera que viniéramos", dijo Durov a Carlson, describiendo la experiencia como "alarmante". Según Durov, uno de sus principales empleados le dijo una vez que el…   gobierno de Estados Unidos se había acercado a él. "Hubo un intento secreto de contratar a mi ingeniero a mis espaldas por parte de agentes de ciberseguridad", dijo el empresario. "Estaban tratando de persuadirlo para que usara ciertas herramientas de código abierto que luego integraría en el código de Telegram y que, según tengo entendido, servirían como puertas traseras", dijo Durov. Añadió que cree en el relato del empleado. "No hay ninguna razón para que mi ingeniero invente (tales) historias". Durov continuó diciendo que él también había “experimentado personalmente una presión similar” en Estados Unidos, donde los agentes del orden se le acercaron en múltiples ocasiones.