Según un estudio publicado en la revista Science, el fracking puede liberar metano, un gas de efecto invernadero mucho más potente que el dióxido de carbono. Además, un informe de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia ha demostrado que el fracking puede contaminar las aguas subterráneas y poner en riesgo la salud de las personas que viven cerca de las zonas de extracción. Por otro lado, según el Instituto Internacional de Energía, las energías renovables son más económicas y sostenibles a largo plazo, y pueden generar más empleos y reducir la dependencia de los combustibles fósiles.
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