Lo que está sucediendo en Dearborn no es simplemente un problema político para los demócratas. Es potencialmente un problema de seguridad nacional que afecta a todos los estadounidenses. Las agencias antiterroristas de todos los niveles deberían prestar mucha atención. Miles de personas marchan en apoyo de Hamás, Hezbolá e Irán. Los manifestantes, muchos de ellos con kaffiyehs cubriéndose el rostro, gritan “Intifada, intifada”, “Desde el río hasta el mar, Palestina será libre” y “Estados Unidos es un estado terrorista”. Los imanes locales pronuncian ardientes sermones antisemitas. Esto no es el Medio Oriente. Es el suburbio de Dearborn, Michigan, en Detroit. Casi inmediatamente después del 7 de octubre, y mucho antes de que Israel comenzara su ofensiva terrestre en Gaza, la gente celebraba los horribles acontecimientos de ese día en mítines y marchas a favor de Hamas por todo Dearborn. En otra manifestación, celebrada el 14 de octubre frente a la Biblioteca del Centenario Henry Ford, el Imam Usama Abdulghani tampoco ocultó su apoyo a las acciones terroristas de Hamás. El erudito islámico chiíta nacido en Estados Unidos y educado en Irán calificó el 7 de octubre como “uno de los días de Dios” y un “milagro hecho realidad”. Describió a los atacantes como “honorables”. Dijo que eran “leones” que defendían a “toda la naci…
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